Roth nos presenta, en La lección de anatomía, un Zuckerman mucho más alterado que de costumbre. Nuestro amigo Nathan está sumido en una fuerte crisis personal, acompañada de grandes dolores que intenta aplacar mediante las más variadas drogas. En paralelo mantiene una relación con cuatro mujeres que le cuidan y, aparentemente, le mantienen con vida. Ahora podríamos preguntarnos si esos dolores físicos surgen como consecuencia de su inestabilidad mental y emocional o más bien ocurre al contrario. Yo lo veo como un bucle realimentado, en el que cada paso atrás le hace retroceder kilómetros, y donde la espiral en que se haya sumergido no tiene otra salida que batirse de frente con el problema encontrando un apoyo sólido en alguien de confianza.
La situación de Zuckerman va degenerando hasta llegar a extremos de locura y paranoia. No quiero desvelar más datos del argumento, pero la pesadilla (que de una u otra manera está presente en casi todos los libros de Roth) está provocada en esta ocasión por el propio protagonista, arrastrado incoscientemente por sus temores más íntimos y necesitado de una ficción personal con que suplantar su ausencia de actividad literaria.
Me gustaría destacar una similitud bastante clara entre las tres novelas de Zuckerman encadenado (a falta de leer el epílogo La orgía de Praga): todas ellas suponen una búsqueda de sí mismo del propio Zuckerman, y todas finalizan en un momento de replantear la vida después de una catársis física o psicológica. La calma parece terminar adueñándose de todo, como si fuera la única salida posible, cuestionando la utilidad-banalidad de lo vivido, y haciéndonos conscientes de los requiebros morales con que juegan con nosotros las circunstancias que nos rodean. Cada una de estas novelas parece cerrar una etapa de la vida de Zuckerman, y esa sensación reflexiva de cada final nos hacen ser conscientes de ello.
6 comentarios:
Pero se intuye que el origen del dolor es un origen literario y que, en gran medida, las novelas que componen esta trilogía de Zuckerman, la misma invención de Zuckerman, es para hacer olvidar al lector que Roth es el autor de El lamento de Portnoy. Y es desde la perspectiva del impacto que causó en su momento Portnoy's complaint entre la sociedad hebrea estadounidense y de que manera "rebotó" esa fama contra su autor, demandándole más Portnoy, se entiende el dolor de Zuckerman- Roth. Es la representación sicosomática de una imposibilidad artística
Pero mientras relata esa imposibilidad de escribir (de Zuckerman) Roth sigue escribiendo. Roth es un farsante :-)
Un mundo fascinante el de Roth, y casi imposible de captar en el cine: ahí está la insatisfactoria "La manca humana" para demostrarlo.
Un saludo!
-Jejeje, todos somos un poco farsantes, ¿verdad Portnoy?. Es cierto que Roth eleva en cada libro el engaño a categoría de obra maestra, y juega con nosotros haciéndonos conscientes de la mentira en que vivimos.
-Rosenrod, yo al final no vi "La mancha humana" ante las fiables recomendaciones que recibí, jeje. El universo Roth es muy difícil de filmar, pero yo no pierdo la esperanza de que alguien lo haga en alguna ocasión (aunque, pensando, no caigo en qué director podría ser el adecuado). Desde luego, muy pocas esperanzas me hace albergar la próxima adaptación de una de sus obras.
Leo en imdb que Phillip Noyce está preparando de cara al 2007 "Pastoral americana"..., lo cual, viendo la carrera ultracomercial y plagada de películas de acción de este hombre no me hace tener demasiadas expectativas. Por favor, ¡qué mala pinta!
Saludos!!
¿¿¿Philip Noyce "Pastoral americana"???
Es un signo del fin de los tiempos, seguro.
Woody Allen, ¿quizás?
Hay un divertido artículo sobre el tema:
Roth y Allen
Un saludo
Mucho peor que eso, Rosen, mucho peor...
Muy bueno el artículo, portnoy, jeje. Ya lo había visto alguna vez enlazado en tu blog pero por fin lo he leído entero (que lo del inglés cuesta :P)
Saludos!!
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