lunes, mayo 28, 2007

Nosotros no envejeceremos juntos, de Maurice Pialat

Ya hemos hablado por aquí en alguna ocasión de Chantal Akerman, Jean Eustache y Philippe Garrel. Junto a ellos, el otro pilar de la generación "post-Nouvelle Vague" seguramente sea Maurice Pialat. La alargada sombra y la inmortalidad de la Nouvelle Vague ha ensombrecido su resonancia de una manera completamente injusta, siendo Pialat el más afectado de todo ello (posiblemente por no tener un estilo en apariencia tan personal y arriesgado como sus otros compañeros). A primera vista llama la atención una serie de características comunes a esta generación, como el tono marcadamente autobiográfico de muchas obras, la desesperanza devenida en desesperación del ambiente respirado, la austeridad narrativa (mucho más cercanos a Bresson que a Godard), o las situaciones límites a que se condenan los propios personajes.



Tenemos todas estas características en Nosotros no envejeceremos juntos, una de las películas más conocidas de Pialat, que trata el tema de la descomposición de la pareja desde una óptica bastante arriesgada y (me atrevería a decir) peligrosa. No quiero destripar nada, pero la visión que se nos da es la de un desequilibrio constante entre los dos miembros de la pareja, de tal manera que uno domine al otro hasta casi destruirlo. De hecho, durante la primera mitad de la cinta asistimos a algunos momentos ciertamente insoportables, donde se hace patente la brutalidad del hombre con su maltrato (físico y psicológico) al adorable y magnífico personaje interpretado por Marlène Jobert (que recuerda enormemente, como muy bien apunta Sedmikrasky, a la chabroliana Stephane Audran). Pero Pialat no es maniqueo, y la segunda mitad de la película llega a la auténtica grandeza, llega a hacernos comprender la miseria que anida en aquellos que parecen más fuertes, y podemos ver cómo la pasión amorosa puede distorsionar los sentidos, y el enfriamiento de años sin relación hacer de una pareja un oasis de estabilidad bajo el que la sombra de la duda permanecerá aletargada.


Como decía, este personaje masculino, tan negativo como necesitado de comprensión, me ha parecido una visión muy similar pero menos bondadosa del padre de A nuestros amores (que interpretaría el propio Pialat una década después), o una versión madura (pero no con menos defectos) del Jean Pierre Leaud de La mamá y la puta. Seguramente él sea el centro de la película, por lo que estamos ante una obra difícil de ver para ciertas sensibilidades, pues durante casi todo el metraje se percibe, dentro de una cotidianeidad y naturalidad absolutamente impecables, una tensión que se palpa, que Pialat sabe recrear como nadie, y que puede rozar el terror psicológico. Desde luego, el espectador no puede permanecer neutral ante lo que ve, no hay ninguna frialdad en la pantalla, y el punto de vista del espectador se convierte en un elemento fundamental, capaz de transformar la película.


Y este modesto homenaje a tan intensa y magnífica creación el día que se ha fallado el palmarés del Festival de Cannes, veinte años después de que el galardonado fuera el propio Pialat con su polémica Bajo el sol de Satán. (Y este año no ha sido menos polémica la cosa con la victoria de Mungiu, para algunos un nuevo genio del cine rumano, para otros un simple y poco talentoso "explota-Lazarescus". Yo, personalmente, me alegro por el Premio del Jurado para Kawase. Espero que sirva para su estreno en España).


PD: una pena no tener ya entre nosotros a Eustache y Pialat, pero afortunados somos de que Akerman y Garrel sigan en plena forma.

sábado, mayo 19, 2007

Omnipresente Godard

Parece que Godard está por todas partes, y empiezo a pensar si el radical e insobornable cineasta no se ha convertido en todo un icono popular (especialmente sus películas de los 60).
Hace unos días me sorprendió en televisión un anuncio que profana literalmente una de las escenas más famosas de El desprecio:



Después, ayer mismo me topé con uno de los últimos videoclips de Christina Rosenvinge, donde las referencias ya se multiplican, siendo las más evidentes la peluca morena de BB en la propia Le mepris y el siempre saqueado baile de Banda aparte. De todos modos, esto sí me parece un homenaje cariñoso, honesto y consecuente. Sin ir más lejos, una de las letras de Christina (Teclas negras) habla explícitamente de Pierrot el loco y Todo va bien. Lo que no sé es si esta afinidad godardiana viene de su pareja (creo que ya ex-pareja) Ray Loriga o de antes...



Y por último, buscando por Internet sobre la relación Christina-Godard, me he encontrado con otro vídeo, de un grupo que no había oído nunca (aunque me dicen que es bastante conocido, Nena Daconte), que homenajea a Pierrot el loco.


martes, mayo 15, 2007

Cannes desde la distancia

Bueno, al final he pensado que el Festival de Cannes que empieza mañana se merece, aunque sea, una mini entrada. Porque después de la descafeinada edición del año pasado (sobre todo después de conocer el palmarés...) ahora nos tocan bastantes vacas sagradas. Tenemos a Wong Kar Wai, Tarantino, Bela Tarr, Sokurov, los Coen, Lee Chang-dong, Kim Ki-duk, Kawase, Kusturica, Gus Van Sant, Akin, Breillat, Fincher, James Gray, Honoré , Cristian Mungiu, Nadjari, Reygadas, Schnabel, Seidl, Zvyagintsev y los de los dibujitos de "Persepolis" Satrapi y Paronnaud.

Y fuera de concurso Assayas, Ferrara, Hou Hsiao Hsien, Li Yang, y mucho más...



Así que estos días nos toca sufrir la parafernalia de la alfombra roja en los telediarios y las crónicas surrealistas de los periódicos nacionales (tengo la esperanza de que El país mande a Elsa, como en Berlín, que da un poco de luz a todo esto). Mientras tanto, tendremos que informarnos por otros cauces irreductibles, y esperar la edición de Cahiers del mes que viene.

Y de momento, ¿cuáles son vuestras apuestas a priori? Yo me arriesgo con la siguiente combinación:

Palma de oro: Wong Kar Wai
Gran premio del jurado: Bela Tarr
Mejor director: Naomi Kawase

PD: ha salido un nuevo número, imprescindible y remozado, de la fantástica Tren de sombras

jueves, mayo 03, 2007

Tregua forzada

Quería haber hecho un último comentario entusiasta de la novela más famosa de Javier Marías, Corazón tan blanco, que terminé hace unos días, pero me ha llegado el agobio de repente, porque el tiempo apremia y viene una mala época. Así que voy a tener que dejar de actualizar (al menos regularmente) hasta el 21 de junio. Para entonces ya estarán hechos los tres penúltimos exámenes de la carrera...

Me da rabia dejar esto en el momento más candente del año, con una programación fantástica de la Filmoteca, que nos trae un ciclo tremendo aprovechando la aparición en España de Cahiers du cinema, con cosas como Still life, Reyes y reina, Les Amants reguliers, The sun, Alumbramiento, Café Lumiere, Un couple parfait... Intentaré como sea ver las dos que me faltan, Still life y The sun, Zangh Ke y Sokurov... Y eso por no hablar de lo que hay en los demás ciclos. (¡¡Hasta viene Lanzmann mañana con la proyección de su monumental Shoah!!)

Y para colmo tenemos un Cannes de lo más apetecible. Lo seguiremos desde la distancia pero con atención, que este año hay mucha vaca sagrada.

Por cierto, los incidentes de este Dos de mayo en Madrid me han recordado algunas imágenes de Les Amants reguliers... Aunque me parece que las motivaciones han cambiado bastante en estos 40 años. Que ya son muchos.