domingo, octubre 25, 2009

Presentación de "La ley de Murphy" y "Comunión", de Eloy M. Cebrián



El próximo miércoles, 28 de octubre, a las 19.45 h, el escritor albaceteño Eloy M. Cebrián presentará sus dos nuevas publicaciones en la librería Popular de Albacete. Se trata de dos libros de corte muy distinto, en concreto de una recopilación de artículos y una colección de relatos.

“La Ley de Murphy” recoge una selección de las columnas que el autor ha publicado en distintos diarios de la ciudad durante los últimos diez años, además de algún artículo aparecido en la prensa nacional. A diferencia de las columnas de opinión al uso, los textos que componen este libro tienen nula o escasa relación con la actualidad. Se trata más bien de reflexiones de carácter personal, muchas de ellas en tono humorístico, otras más poéticas e introspectivas. El lector encontrará artículos sobre una gran variedad de asuntos, desde los tangos al Big Bang, pasando por los libros, los sueños, el fútbol, el tiempo o el azar. Mención aparte merece la sección central del libro, titulada “Misterios de Albacete”. Se trata de una serie de diez relatos breves en clave de literatura de género (historias fantásticas, de terror, de ciencia-ficción), con la particularidad de que las historias que se narran transcurren en lugares tan emblemáticos de nuestra ciudad como el parque de Abelardo Sánchez, el Altozano, la catedral o la Feria. “La Ley de Murphy” ha aparecido bajo el sello de “Los libros de El Problema de Yorick”. Su portada es obra del dibujante y caricaturista albaceteño Eulalio Molina.


El segundo de los libros presentados es una colección de relatos titulada “Comunión”, compuesta de doce cuentos con un tono predominantemente lírico. A diferencia de sus novelas, donde el autor suele cultivar la sátira y el humor, los cuentos que componen “Comunión” evocan escenarios de tristeza y melancolía. Ruidos inexplicables que se cuelan a través de las paredes, dos hermanos enemistados por culpa de unos animalillos casi microscópicos, un deprimido crónico que responde a los mensajes basura que encuentra en su e-mail, un prisionero atrapado en una descomunal torre de apartamentos, un muchacho que sufre extravagantes mutaciones, una reunión anual de antiguos monaguillos en la que se celebra una peculiar ceremonia, dos ancianos que viven rodeados de presencias fantasmales, un hombre enamorado de una joven prostituta… éstas son algunas de las historias que conforman “Comunión”. A pesar de la ambientación fantástica de ciertos los relatos, en todos ellos se abordan asuntos tan humanos como universales, con la soledad, la incomunicación y la muerte como temas predominantes. El autor se declara deudor de la tradición del cuento sudamericano, fundamentalmente de Borges y Cortázar, pero también de maestros estadounidenses como Carver o Cheever. “Comunión” ha aparecido en la editorial murciana Alfaqueque. La portada del libro reproduce el cuadro “Antesala del mundo”, obra del pintor albaceteño Jose Callado, que forma parte de su reciente exposición “Dentro del Iris”.


Además del autor, la presentación contará con la participación de Francisco Javier Martínez, director de La Tribuna de Albacete, y de Fernando Fernández, responsable y fundador de Alfaqueque Ediciones.

Eloy M. Cebrián anuncia varias novedades para los próximos meses. En noviembre, la editorial Klett publica su novela “Bajo la fría luz de octubre” (premio Jaén 2003) en los países de habla alemana. Se trata de una edición didáctica para los estudiantes de español. Coincidiendo con las Navidades tendrá lugar la reedición de su novela histórica “Memorias de Bucéfalo”, que fue publicada por primera vez hace una década por la Diputación provincial, y que regresa a las librerías en un solo volumen con el título de “Bucéfalo, memorias del caballo de Alejandro”. También tiene prevista la publicación de una nueva novela de género juvenil titulada “Operación Beowulf”, que aparecerá en la próxima primavera con el sello de la prestigiosa editorial Oxford University Press.

jueves, octubre 22, 2009

Jonas Mekas: un pragmático en Madrid

Nunca había visto a Jonas Mekas, y el pasado martes 13, con motivo de su visita a Madrid y, concretamente, al pequeño cine La enana marrón, quedé muy gratamente sorprendido. Y en realidad, si lo hubiera pensado antes, no debiera haberme llamado especialmente la atención, porque la personalidad del creador lituano es totalmente coherente con el cine y los métodos que ha empleado a lo largo de su extensísima carrera profesional.


Nos arracimábamos un puñado de personas junto a la puerta de La enana marrón sin formar cola ni guardar ningún tipo de orden. Minutos antes de la apertura, con aire descpreocupado y alegre, ya se vio a Jonas Mekas dando una vuelta y mirando a los que aguardábamos pacientemente a ver su película y sus declaraciones en una estrecha calle del barrio de Malasaña. Se intuía una sonrisa en su rostro medio oculto por el perfil de su sombrero, que no se quitaría en toda la noche, mientras hablaba con alguien que debía ser un amigo o conocido suyo.

Entramos en el coqueto cine, elegimos sentarnos en sus sofás a sabiendas de que debíamos de permanecer unas cuatro horas en la misma posición, sumando el coloquio a las tres horas de película, y aguardamos expectantes a que anunciaran al cineasta estrella del día. (¿Hay alguna contradicción más divertida que llamar cineasta estrella a Jonas Mekas?). Entonces nos comunicaron que, por expreso deseo de Mekas (y para que la gente aguantara hasta el final de la proyección), su intervención se produciría al término de la película. Antes de que se apagara la luz, pude ver un destello fugaz de Mekas detrás de la puerta de entrada, dibujando ráfagas de luz con su gabardina de la misma forma que son captadas en sus películas por su cámara nerviosa.

Porque la cámara de Mekas vive de su propio nervio, y hace surgir de su inquietud, de su necesidad de movimiento, una poesía que se alimenta de la fuerza de lo real y de la sensibilidad del instante captado. Mekas mueve su cámara estilográfica convirtiéndose en lo más parecido que se recuerde al concepto teorizado por Astruc y casi nunca puesto en práctica. La independencia y el riesgo necesarios son, quizás, demasiado elevados, y esta cámara estilográfica de Mekas parece seguir los dictados internos de alguien como Walt Whitman, que siente la expresión de la alegría que le rodea como algo que todo el mundo debe conocer. Y como en Whitman, y a diferencia de muchos grandes artistas, aquí la poesía surge de la vitalidad y no al revés, y la belleza surge de la alegría del mismo modo que ocurre en la vida real, en la que la belleza muchas veces no es más que una expresión, una consecuencia, de la sublimación de un concepto moral elevado o de un afecto determinado por algo o por alguien.

¿Es posible convertir una hortera boda de millonarios por todo lo alto en una celebración de íntima poesía, en una expresión de la alegría de vivir? Sí, y eso se puede apreciar en Walden, la película proyectada en La enana marron antes de que Jonas Mekas en persona tomara la palabra y ratificara explícitamente todas las sensaciones de optimismo y euforia que rezuman sus películas.

Al principio creí que el hombre era un idealista, pero pensándolo más adelante llegué a la conclusión de que no tenía nada que ver: más bien era todo lo contrario. Jonas Mekas parece llegar al optimismo por un camino que en principio puede parecer ajeno, el de la meticulosidad en la observación de la realidad y, consecuentemente, el pragmatismo en la vida diaria. Del mismo modo que se puede considerar totalmente pragmático el concepto de existencia de Dios de Pascal, basado en la probabilidad y los beneficios finales, la radiación de alegría y vitalidad en Mekas parece una consecuencia de un razonamiento totalmente libre de prejuicios (mérito tremendo en alguien de 87 años), que demuestra que el mejor camino, el más práctico, para llegar a unos determinados objetivos, es el de la libre expresión de alegría como vehículo para llegar a la belleza. Y ahí están para recordarlo esas imágenes aceleradas, manipuladas, saturadas, gozosas y ricas en conceptos de Walden. Imágenes que vuelven a lo primigenio, a esa mirada inocente sobre las cosas que gente como Lumiere o Murnau descubrieron para el cine. ¿Qué es más práctico en el sempiterno camino de la felicidad humana, recorrerlo ofuscado, reconcentrado y triste, preocupado por todo aquello que no se puede solucionar y por lo tanto quedará invariable para nuestra desolación, o avanzar poco a poco, alegre y sin pensar más que en el objetivo inmediato, en esa primera meta sobre la que no deben incidir las amenazadoras sombras que nunca se estrechan lo suficiente?

Mekas convierte Nueva York en poesía y hace de la urbe, del asfalto y el cemento, un lugar único en el que recrearse en los detalles invisibles al ojo humano, esos mismos detalles que, captados por una cámara inerte, hacen de lo trivial algo sublime, un festival de emociones.



Y Mekas comentó, al terminar la proyección, que no hay que mirar al pasado, ni regodearse en el "cualquier tiempo pasado fue mejor", porque lo mejor siempre está por venir, y porque disponemos de una tecnología de la que no tenemos que renegar como hacen tantos y tantos intelectuales (y habló de Internet, de vídeo digital, de multimedia..., de su proyecto cibernético de los 365 cortos y otro hipotético de las 1001 noches...), sino utilizarla para moldear nuestra nueva realidad, siempre dinámica para evitar la muerte, y para configurar nuevas maneras de pensamiento, mirada y gozo. Y Mekas habló de política, y como hijo actualizado de los 60 habló de la resistencia, del concepto de resistencia, para renegar de él: ¿de qué tenemos que resistir?; lo que tenemos que hacer, si algo no nos gusta, es crear cosas nuevas, mejores, pero no resistir defendiendo algo que debe mutar continuamente para no pasar a formar parte del pasado. Y así quedó patente, ante el puñado de personas que lo escuchábamos, cómo un hombre de 87 años puede tener la mentalidad más fresca y moderna que se recuerde, sin rastro de nostalgia ni de autocomplacencia, con ganas, únicamente, de mirar hacia adelante sin recrearse en lo que ya no tiene solución, calarse un sombrero de ala ancha, y avanzar por un camino en el que sólo importan las etapas parciales.

martes, octubre 13, 2009

Jonas Mekas nos visita


Jonas Mekas, el padre del cine experimental americano, underground, o como quiera llamarse, viene a Madrid y estará el martes 13 de octubre en La enana marrón junto con Pip Chodorov, a partir de las 20:00. Proyectarán una de sus obras más famosas, Walden (sí, basado, supongo que libremente, en la obra de Thoreau), que forma parte de sus trascendentales Diarios filmados. Pero eso no es todo, porque al día siguiente, el miércoles 14, lo tendremos en el Reina Sofía dando una conferencia también a las 20:00. Yo intentaré ir al menos a lo de La enana marrón, si no me quedo sin entradas (como sucedió hace poco con Jarmusch), así que ya comentaré por aquí :).



PD: prometo un post de retorno, que después de tantos meses algo tendré que explicar, ¡pero este anuncio era demasiado urgente!

Edito de nuevo para añadir un artículo sobre Walden del imprescindible Blogs&Docs.

Dejo aquí también el comentario de la Web de La enana marrón sobre Walden, que viene muy bien:

WALDEN. DIARIOS, CUADERNOS Y BOCETOS
“Walden”, es un lago situado en el estado de Massachuttes. Allí se retiró en 1845 el escritor y pensador norteamericano Henry David Thoreau (1817-1962) con el fin de descubrir el mensaje que la naturaleza tenía que darle, para encontrarse consigo mismo en el estado más puro en que puede vivir el hombre (Emile Hirsch emuló al escritor en Hacia rutas salvajes). Thoreau escribió durante su retiro "Walden; or Life in the Woods", ya convertido en un clásico de la literatura estadounidense.

El lituano Jonas Mekas, uno de los más importantes representantes del cine experimental americano, se dedicó durante tres años a rodar su vida cotidiana, sus viajes, sus encuentros con diversas personas, etc. Cada episodio de esa amalgama, que tomó forma definitivamente en 1969, contiene alusiones al retiro de Thoreau, aunque la más palpable es la palabra "Walden" entre cada uno de los capítulos, sólo que el lago de Mekas era el de Central Park.

Charla-coloquio con Jonas Mekas y Pip Chodorov el martes 13 de octubre a las 20:00.


Programa I

WALDEN
Jonas Mekas

EEUU. 16mm. 1964-69, 180min.

“Desde 1950 he llevado un diario filmado. He recorrido todo el mundo con mi Bolex y reaccionado a la realidad inmediata: situaciones, amigos, New York, estaciones del año. Algunos días rodaba diez fotogramas, otros un segundo, algunos diez minutos. O no rodaba nada. Cuando uno escribe un diario, hace un proceso retrospectivo: te sientas, miras atrás en tu día y lo escribes. Para llevar un diario fílmico, hay que reaccionar con tu cámara a lo inmediato, ahora, al instante: o lo coges o no coges nada de nada. Si vuelves y ruedas después, significa volver a empezar. Para recoger la realidad según está ocurriendo, ahora, requiere un conocimiento total de las herramientas que estás utilizando, en este caso la cámara Bolex: tiene que recoger la realidad a la que estoy reaccionando y también tiene que plasmar
mi estado de ánimo según estoy reaccionado. Lo cual quiere decir que la estructura (montaje)
ha de hacerse allí mismo, durante el rodaje, en la cámara. Todo el metraje que se ve en los diarios está exactamente igual a como salió de la cámara: no hay forma de lograr nada en la sala de montaje sin destruir su forma y contenido. Walden contiene material de los 1965-1969, juntos en orden cronológico. Para la banda sonora usé algunos de los sonidos que recogí durante el mismo periodo de tiempo: voces, metros, mucho sonido de calle, pasajes de Chopin (soy un romántico), y otros sonidos, algunos importantes y otros insignificantes.”

Jonas Mekas