Que nadie se asuste, no voy a hablar del pastelón que nos endosaron hace algunos años Lasse Hallstrom y Juliette Binoche, la cosa discurre por otros derroteros.
Hoy era imprescindible celebrar la gran victoria de Francia sobre Brasil en el Mundial con una película del país vecino, así que me he puesto manos a la obra y he aprovechado la emisión en televisión de una película de ...¡Claire Denis!
Ésta mujer, idolatrada por toda una generación cinéfila, se me presentaba como otra cuenta pendiente y, últimamente, a raíz de su obra cumbre "L'Intrus", había escuchado de ella ser la más radical, renovadora y rupturista cineasta en activo.
Pues bien, grandes ilusiones provocan grandes decepciones, y la visión de Chocolat me ha producido un cierto sabor a algo convencional, sin fuerza, ya visto. El film narra la estancia de una mujer francesa en una casa del Camerún colonial de los años 50 durante un periodo de ausencia de su marido, y la especial relación que mantiene con el apuesto criado de color.
Me ha gustado el tono contenido de la cinta, su acierto a la hora de no forzar las situaciones, de dejar fluir escenas cotidianas en un marco muy característico a la manera que podría hacer, por ejemplo, Jean Renoir. Pero si me tuviera que quedar con algo, sería esa tensión erótica, furtiva, reprimida, invisible, que se intuye entre la protagonista y el sirviente negro (las mejores escenas son aquellas en las que ambos comparten plano).
Todo esto, sin embargo, me sabe a poco. Cuando la película parece una introspección psicológica de la protagonista, de repente se transforma en un atisbo de crítica al colonialismo francés de la época, pero todo a través de unos personajes planos y muy maniqueos, una estética desmañada, casi de telefilm, y unos diálogos en ocasiones irrisorios. No sé si no he sabido entrar en la película, pero lo que presumía una experiencia radical se iba convirtiendo poco a poco en tedio, hasta que he visto que podía extraer muy pocas ideas interesantes y escasos momento de emoción.
No obstante, tengo preparada "L'Intrus" para intentar, en unos días, borrar la impresión que me ha dejado este chocolate amargo. Hay que darle otra oportunidad a Claire Denis.
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