miércoles, julio 05, 2006

La ciénaga, de Lucrecia Martel

Una extraña sensación te acompaña durante todo el visionado de La ciénaga. Crees estar viendo algo similar al apocalipsis, al absoluto caos. La cámara se inmiscuye en un clima enfermizo y apático, que te hace estallar un misil en la boca del estómago. Esta película duele. Duele en su retrato de una familia decadente, que tuvo su momento pero ahora se regodea en su propia miseria, sólo preocupada por el paso del tiempo, por sobrevivir ajena a cualquier motivación.

Todos los personajes son dignos de compasión. Se dejan arrastrar. Arrastrar a secas. Por cualquier cosa. Carecen de iniciativa y, en todo caso, los sueños, los propósitos de cambio (en este caso simbolizados por un absurdo viaje a Bolivia) no son más que una excusa para seguir viviendo; una excusa que, ellos saben, será irrealizable. Viven en una especie de autocensura emocional y sexual, motivada por una carga insoportable que todos llevan, sin ser del todo conscientes, sobre sus hombros.


Pero La ciénaga no se queda sólo en el clima y el desesperado retrato generacional; es una película de profunda carga simbólica, donde la ciénaga en que los niños juegan con escopetas no es más terrible que la ciénaga de la piscina (pileta, como dicen ellos) de la casa, testigo de excepción de un mundo sin esperanza, abocado al fracaso, de una Argentina triste y abnegada, donde los niños están tuertos, cosidos a arañazos, o poseen dentaduras inverosímiles. El retrato sin piedad de esta burguesía decadente parece, desde un primer momento, más cercano a Haneke que a ningún otro de los cineastas contemporáneos.


Lucrecia Martel nos demuestra que no sólo de los acartonados Campanella y Aristarain vive el cine argentino. Existe otro cine más vivo, comprometido con su tiempo y su modernidad, libre de remilgos y ataduras, que va directo a las entrañas y deja al espectador atado a la butaca, amordazado y con un nudo inquebrantable en la garganta.


PD: ahora me toca ponerme al día con los "otros" argentinos, los Pablo Trapero, Lisandro Alonso, Adrián Caetano, Rodrigo Moreno... Poco a poco.

2 comentarios:

Andrés Mego dijo...

Buena película es cierto. Pero a mi se me hizo algo tediosa. Acostumbrados como estamos a los hechos concretos. De todas maneras al meditarlo mejor te das cuenta del conjunto y la aprecias mejor. Un final muy acertado. Saludos

Daniel Quinn dijo...

Me congratula tener visitas del otro lado del océano en mi modesto rincón. Desde este momento añado a tu generosa señora en mi lista de links. Saludos!