domingo, marzo 18, 2007

La conjura contra América, de Philip Roth

Uno de los pilares básicos en que se asienta la literatura de ficción, es la capacidad de despertar en el lector una incertidumbre sobre la posibilidad de lo narrado. Esto es, que aquello que se nos cuenta pueda llegar a suceder en un futuro o presente, o haya podido acaecer entre las invisibles rendijas de la intrahistoria. De este modo, Philip Roth decide, en su penúltima novela, prescindir de este arnés de seguridad y lanzarse directo al vacío, contándonos una historia que sabemos que nunca jamás sucedió, y adoptando de todos modos un estilo absolutamente realista. La ucronía que se nos propone en La conjura contra América (Lindbergh, simpatizante de los nazis, se presenta a las elecciones presidenciales por el partido republicano y resulta vencedor, colocando a su país en una situación de aislacionismo en plena Segunda Guerra Mundial) está relatada a la manera de alguna de las últimas novelas de Roth: Newark, barrio judío, costumbrismo, interioridad familiar y silenciosos conflictos que devienen en catarsis; lo que podría ser una novela de ciencia ficción se nos presenta como una narración detallada y absolutamente realista, y el lector va entrando poco a poco y queda con la boca abierta, estupefacto ante la valentía (¿o arrogancia?) del autor y la capacidad de hacernos partícipes. Un auténtico salto al abismo.


Aunque la obra tenga todas las características de Roth (salvo ese pequeño gran detalle), produce una extrañeza algo inquietante el aparente desapego con que está escrita, como si quisiera distanciarse de la acción del mismo modo que un adulto se distancia con los años de la mirada de un niño. Todo está contado, claro, por un supuesto Philip Roth de siete años, y en todo momento nos planteamos la duda sobre la limpieza de la mirada. Nunca sabemos si cada observación, cada reflexión sobre el estado de las cosas, está desarrollada por el Roth niño de los 40 o el Roth narrador que escribe el libro, y de esta manera quedan cubiertas las espaldas ante una visión que podría llegar a ser demasiado unidimensional.

No sé si esa extraña falta de fuerza (algo compensada en los dos últimos capítulos) es una virtud o un defecto, pero creo que las grandes virtudes de la novela, aparte de un retrato siempre vigoroso de los personajes, están en la comprensión de un mundo infantil (ya sea desde una óptica infantil o adulta, poco importa eso) lleno de miedos y traumas, y propenso a los extremos. Es necesario un pequeño detalle para que la mente de un niño te condene para siempre al Paraíso o al Infierno, un detalle que puede resultar tan esclarecedor como intrascendente.


La parte final de la obra ayuda al desconcierto, pues se nos plantean algunas alternativas de desenlace ciertamente disparatadas, que nos hacen plantearnos, como afirma Portnoy en su crítica, si no se tratará todo de una ensoñación del Roth de los siete años.

10 comentarios:

Anónimo dijo...

Esta vez no me pillas tan desprevenido. Vale, admito que no me lo he leído pero como señalas es un pilar básico y por tanto conozco su importancia.

POr cierto me he puesto a descargar tale of cinema!

Daniel Quinn dijo...

Jejeje, qué alegría que te hayas decidido a ponerte con Hong Sang Soo; casi cualquier película es buena para empezar con él. Ya me dirás si te gusta.
Y lo de Roth no lo oculto, es uno de mis escritores favoritos sin ninguna duda. Miedo me da lo que pueda hacer Coixet con El animal moribundo (que no he leído); y más miedo Philip Noyce con Pastoral Americana, una de las grandes... ¿Quién será el sueco Levov?

Anónimo dijo...

Hola Daniel. Me gustaría iniciarme en la literatura de Roth. ¿Qué libro(s) me recomendarías para comenzar? También me hablaron muy bien de Saul Below, qué me puedes decir de él?
Gracias y un saludo.
Carlos C.

Daniel Quinn dijo...

Hola Carlos!
Pues casi te diría que empezaras por alguno de su última época, es decir, a partir de los 90.
De los primeros el más famoso es El lamento de Portnoy, que es fantástico; de los 70-80 también es muy recomendable su trilogía Zuckerman desencadenado, que leí el pasado verano y comenté ya por aquí. Fue una grata sorpresa porque está mucho más cercano a su últimos libros de lo que tenía entendido.

De los 90, donde todos tienen una sensación crepuscular que los hace muy especiales, quizás mi libro favorito sea El teatro de Sabbath, donde Roth se saca de la manga uno de los personajes más inolvidables de la historia de la literatura (para mí, al menos) y tiene todas las constantes de su obra, humor, sexo y reflexión. También me encanta Operación Shylock, muy juguetón, es como una pesadilla kafkiana donde se aborda directamente el problema israelí de una manera muy original. Y luego tienes su trilogía sobre la historia de USA en el siglo XX: Pastoral americana, Me casé con un comunista y La mancha humana. Mi favorito es el primero. Estos tres prescinden casi en su totalidad del humor y el sexo, pero siguen siendo extraordinarios, escritos con muchísimo vigor y sabiduría. Muestras muy claras de la madurez del autor.
No te recomiendo que empieces con La conjura contra América aunque sea el más publicitado últimamente.

Creo que fue Harold Bloom el que dijo que El teatro de Sabbath y Pastoral americana son dos obras maestras absolutas y que aunque sólo por ellas Roth se merece un puesto en el Olimpo. Estoy totalmente de acuerdo.

Me parecen especialmente geniales las relaciones entre la realidad-ficción, lo trágico-cómico, y el sexo-catarsis en toda su narrativa.

Si tienes cualquier consulta no dudes en hacerla. De todos modos, te recomiendo el mejor blog de Portnoy, lo mejor de literatura que hay por la red, no sé si lo conoces, del mayor expeto en la literatura de Roth que anda por la red: El lamento de Portnoy

Un saludo Carlos!!

Anónimo dijo...

Gracias Daniel!!
En cuanto pueda empiezo con "El teatro de Sabbath"; me han entrado unas ganas tremendas de leerlo. Ahora estoy con el "Drácula" de Stoker; en cuanto acabe me pongo con él.
Un saludo.

Daniel Quinn dijo...

Pues ya me contarás Carlos, espero que no te decepcione.
Un saludo!

Cuaderno de Trieste dijo...

Estimado colega:
Como te veo interesado en Philip Roth, te hago llegar el mismo comentario que envié al blog "El lamento de Portnoy"; a ver si con vuestra ayuda empiezo a apreciar más a Philip Roth.

Un saludo

Gabriel Rodríguez

Estimados colegas:

He tenido la suerte de encontrarme con vuestro blog y de comprobar que los intereses que os mueven coinciden con los míos (Bolaño, McEwan o Vila-Matas entre otros). Lo que me lleva a escribiros, aparte de haceros llegar la felicitación que vuestro blog merece, son ciertas dudas que me plantea la novela de Philip Roth "La conjura contra América".

Es la segunda novela que leo de Philip Roth; la anterior fue "El teatro de Sabbath" (que por cierto, me recuerda bastante a "La tercera condición", de Amos Oz). Seguramente aún no he profundizado demasiado en la literatura de Roth, pero todavía no comprendo por qué se le considera como uno de los más grandes novelistas vivos: en mi opinión, su narrativa queda por debajo de otros compatriotas y coetaneos suyos, como Don DeLillo, Paul Auster o Tobias Wolff, o de los novelistas ingleses nacidos en los años 40-50, como Martin Amis, Ian McEwan o Hanif Kureishi.

Respecto a "La conjura contra América", creo que la novela tiene un serio problema formal. Se trata de una ucronía o historia alternativa, es decir de un "que hubiera pasado si...". Este tipo de ficciones tienen su interés cuando la historia alternativa difiere sustancialmente de la real. Por ejemplo: la novela de Jesús Torbado "En el día de hoy", que imagina qué hubiera ocurrido en España de haber ganado la guerra civil el bando republicano.

Sin embargo, en "La conjura contra América", no termina de quedar claro qué hubiera ocurrido en EEUU de haber sido Lindbergh el presidente durante la Segunda Guerra Mundial. Se insinúa apenas una difusa conspiración antisemita en ciertas sutilezas que quedan reducidas casi a broma de mal gusto en comparación con los pogromos europeos de la época. Es decir: mientras Roth imagina a los antisemitas estadounidenses enviando judíos a las granjas del centro de país (en una estampa casi bucólica), los europeos escupíamos trenes abarrotados de ellos hacia Austchwitz, Mathausen o Treblinka. ¿A qué queda reducida la fuerza de la historia alternativa?

Cuando se lee la verdadera literatura del genocidio europeo del siglo XX, por ejemplo, en "Si esto es un hombre" de Primo Levi o "Sin destino" o "Liquidación" de Imre kertesz, uno no puede evitar preguntarse qué pretendía Roth en su novela.

En fin, si os animáis a debatir el asunto, será un placer leeros y acompañaros desde estas tinieblas hasta la luz que irradia el maestro Roth. Me podéis encontrar en:
http://cuadernodetrieste.blogspot.com/

Un saludo

Gabriel Rodríguez

Daniel Quinn dijo...

Hola Gabriel!

Primero, muchas gracias por la intervención; siento la demora en la respuesta, pero estos días he estado bastante liado, y al fin a partir de hoy vuelvo a estar más libre para retomar cuestiones blogueras :)

Primero decirte de El teatro de Sabbath es uno de mis Roths favoritos, si no el que más prefiero, jeje. Respecto a los autores con los que comparas, Auster es una debilidad personal, me fascina irremediablemente, pero reconozco que su trayectoria es más irregular que la de Roth, especialmente en la última época (aunque más que irregular, porque a mí me gusta, diría que se ha vuelto en un escritor para sus fans, pero ese es otro tema...). DeLillo también me encanta, y a Tobias Wolff aún no he tenido la ocasión de leerlo; en cuanto a los ingleses, no conozco nada de Kureishi (sólo la adaptación, para mí magnífica, que hizo Chereau de Intimidad), pero Amis y McEwan, especialmente el primero, no me entusiasman demasiado, tengo un serio problema con ellos.

Retomando el tema inicial, tienes razón en que el tema de La conjura contra América, si pensamos en lo que ocurría en Europa, puede resultar incluso frívolo. Sin embargo, Roth, desde hace ya algunos libros (especialmente su trilogía Pastoral americana-Me casé con un comunista-La mancha humana), está empeñado en hurgar con bisturí en la sociedad americana del siglo XX en sus diferentes épocas, logrando resultados, a mi entender, magníficos. Lo que vengo a decir es que Roth está realizando una especie de intrahistoria de su país en el siglo XX, que no creo que debemos rechazar sólo porque al tiempo en Europa se cocieran los asuntos más importantes. (En algún otro libro que ahora recuerdo se ha movido por Europa, como La orgía de Praga o Engaño, o Israel, con Operación Shylock).

Roth no quiere ser un autor de ciencia ficción, y si utiliza una premisa de semejantes características, me parece que es para intentar sacar a la luz las latencias sociales que quedaron ocultas en aquella época, por unas u otras razones. Es decir, no creo que a Roth le interese el "que hubiera pasado si...", sino escarbar todo aquello que en la realidad (la realidad de su infancia) se palpaba sin que nadie osara a aventurarlo. De esta manera, Roth juega con el lector como le gusta siempre hacer, aunque quizás de forma más críptica por no contar con sus habituales dosis de ironía tan marcadas.

Creo recurdar que en la novela apenas se hace mención a la situación de los europeos, más allá de alguna alusión suelta a los judíos alemanes, pero esto lo utiliza Roth para remarcar más claramente la anomalía de una sociedad sólo preocupada en su propio bienestar(en el fondo, ¿no es lo que nos ocurre a todos?), tan obcecada que apenas podía pensar en el sufrimiento ajeno. Esto lo veo como una especie de gran ironía cínica, que Roth utiliza como si de una crítica social se tratara. (Esto de crítica social a posteriori suena raro, pero es algo habitual en el Roth historicista, como he comentado).

De todos modos, La conjura contra América, gustándome bastante, no está entre mis libros predilectos de Roth, como ya comenté por aquí.

No sé si te habrá convencido algo de lo que he dicho, jeje, pero cada uno conecta con unos autores, y no eres el primero que me comenta que Roth no le dice nada. :)

Un saludo y enhorabuena por tu blog, que he estado mirando y me parece muy interesante. Ya revisaré con más tiempo.

Un saludo!!

Cuaderno de Trieste dijo...

Hola, Daniel:

Bueno, prometo enmendarme y seguir leyendo a Philip Roth, tal vez con "Pastoral Americana". Coincido totalmente con los que has dicho (e insinuado) de Auster; respecto a Martin Amis, puede que también sea algo irregular, pero si no has leído "Éxito" te recomiendo que lo hagas.

En cualquier caso, tras una visita rápida (volveré con más calma) por tu blog, suscribo aquello que Benjamín Prado le dijo a un lector, "Si los gustos pudieran alquilarse, no me importaría quedarme con los tuyos."
Te envío algunos links de mi blog, por si te animas a echar un ojo.

http://cuadernodetrieste.blogspot.com/2006_05_01_archive.html

http://cuadernodetrieste.blogspot.com/2006_07_01_archive.html

Un saludo, seguimos leyéndonos

Gabriel

Daniel Quinn dijo...

Bueno bueno, pues yo digo lo mismo de tus gustos. Wilder, Murnau, Bolaño, Hopper, Proust..., ni que hubieras cogido mis favoritos, jeje. Mañana lo miraré con más calma, que se me ha hecho tarde. Ah, y de Amis he leído "El libro de Raquel" y "Dinero", con los que decidí que el señor Martin no era para mí. Una pena...

Un saludo! Y Pastoral americana puede ser el comienzo de una bonita reconciliación :)