Hace ya algunos días que terminé de leer el libro de relatos Putas asesinas, de Roberto Bolaño. Me ha gustado bastante, aunque me parezca irregular, y algunas imágenes especialmente potentes todavía se guardan en mi memoria. Esos padre e hijo surcando burdeles como si navegaran hacia ninguna parte, ese fantasma confraternizando con su violador, esos futbolistas conjurando la fortuna en una habitación de hotel... Hay relatos que no me han dicho nada, pero otros que cautivan por su atmósfera y honestidad. No voy a decir más, porque lo que quiero recomendar es la magnífica colección de reseñas que hizo Portnoy en su blog, comentando cada uno de los relatos (1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10, 11, 12, 13) y apuntando uno de los aspectos más interesantes del libro, la multiplicidad de narradores, que nos da mucho juego en el siempre bolañista terreno de la realidad y la ficción.
Personalmente, yo también prefiero al Bolaño novelista; un libro como Los detectives salvajes se me antoja casi insuperable... (Me reservo 2666 para el futuro, por no gastar tan pronto los cartuchos más potentes).
Y ahora una recomendación cinematográfica. Ya que estamos en plena saturación coreana, Miradas de cine saca un especial sobre el nuevo cine coreano, con artículo de rigor para nuestro amigo Hong Sang Soo.
Personalmente, yo también prefiero al Bolaño novelista; un libro como Los detectives salvajes se me antoja casi insuperable... (Me reservo 2666 para el futuro, por no gastar tan pronto los cartuchos más potentes).
Y ahora una recomendación cinematográfica. Ya que estamos en plena saturación coreana, Miradas de cine saca un especial sobre el nuevo cine coreano, con artículo de rigor para nuestro amigo Hong Sang Soo.
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