domingo, septiembre 23, 2007

Jeanne Dielman, 23 Quai du Commerce, 1080 Bruxelles


[...]Cuando Delphine Seyrig está sentada en un sillón durante minutos enteros en Jeanne Dielman, no sólo pensamos en un pasado cercano o remoto, de pronto nos damos cuenta de que si ella tenía tan bien organizada su vida era para no dejar ningún hueco en su día, era para no dejar lugar a la angustia del hueco.
¿A la suya solamente? No. No solamente.
Además, ella, sentada siempre con un delantal de cuadraditos azules y blancos en un sillón de terciopelo dorado, puede evocar también a otra mujer. Una mujer de los años cincuenta, o sesenta, o setenta, u ochenta, o noventa, o inclusive una mujer de hoy en día.
Y si el plano no estuviera ahí más que por algunos segundos, los segundos suficientes para hacer avanzar la narración, ¿tendría el tiempo de hacer pensar en todas esas mujeres y también en esos hombres sentados en algún momento de su vida? No, estoy segura de que no.

El tiempo no se encuentra sólo en el plano, existe también en el espectador que lo mira de frente. El espectador siente este tiempo en él. Sí. Aunque se haga el que se aburre. Y aunque realmente se aburra y espere el plano siguiente.
Esperar el plano siguiente es también sentirse vivir, sentir que uno existe. [...]
Chantal Akerman en La heladera está vacía. Podemos llenarla, vía El reverso



Amanece en Bruselas y Jeanne Dielman se levanta de la cama para afrontar un nuevo día. Como dice Chantal Akerman, lo más importante es no dejar huecos, rellenar los intersticios de amargura para que el pensamiento se encorsete, no sea capaz de volar en libertad. La rutina como esclavitud, pero también como defensa; Jeanne vive para su hijo y alrededor de ello organiza su vida. La perfecta coreografía de movimientos resulta fundamental para que no se perciba la variación, para que no se dejen notar las raíces que quieren comerse (o hacer resucitar) una vida que hereda la desdicha de la tradición patriarcal europea.


Durante casi tres horas y media asistimos asombrados a nuestra propia hipnosis, sin saber cómo una repetición de maniobras extremadamente cotidianas nos puede fascinar de esa manera. Casi toda la película se desarrolla en el apartamento en que viven Jeanne Dielman y su hijo y, por el que desfilan, cuando éste todavía no ha vuelto de clase, diferentes hombres dispuestos a pagar por unos minutos de sexo con la abnegada ama de casa. Jeanne parece comportarse como una mujer a la que hayan vaciado de todo lo que un ser humano posee para sentir, pero su actitud no es más que una defensa, la única manera de soportar el calvario sin recurrir a unas lágrimas que teñirían de tragedia su vida y la de su hijo. Actúa con todas las tareas programadas, como un preciso robot para el que olvidar una bolsa de patatas, perder un botón, tirar una cuchara al suelo o suspirar cuando no corresponde, pueden convertirse en sucesos de consecuencias funestas.

La película nos muestra algo más de 48 horas en la vida de Jeanne Dielman, pero para ello la cámara decide agarrarse a los escenarios y no a la protagonista, de modo que ésta se mueva con total libertad por el plano, sin importar que su cuerpo sea mutilado por el encuadre o se sugieran los acontecimientos a través del fuera de campo, lo que nos deparará algunos momentos magistrales. En una decisión estética opuesta a las persecutorias Rosetta de los Dardenne o Elephant de Van Sant (película de la que Jeanne Dielman es, junto con Satantango, su máxima influencia, en palabras del propio realizador), cada encuadre, siempre en un largo plano fijo, se ata a cada una de las habitaciones de la casa, dándonos a entender que esos cuartos son la propia esencia de su vida, y no la que reproduce con su propio cuerpo. Jeanne Dielman es su cocina, su salón, su vestíbulo, su ascensor... Jeanne Dielman es, sobre todo, el color verde pálido de su dormitorio, el verde de su bata diaria, el verde de frustración y muerte en el símbolo lorquiano. Porque el cromatismo de cada escena, del mismo modo que las palabras racionadas y los silencios infinitos, resulta fundamental y nos ayuda a comprender a los dos personajes, logrando una extraña empatía mediante un sistema que parece haber seguido, años después, el finlandés Aki Kaurismaki. No es de extrañar que veamos similitudes entre ambos autores en muchas escenas.

La repetición de acciones cotidianas nos lleva a pensar en algunos de los múltiples hijos de esta película, como el Haneke de El séptimo continente, con el que comparte la misma espeluznante frialdad, o el Tsai Ming Liang que en tantas películas nos ha hecho ver lo ordinario como una forma sublime de escapismo. Por supuesto, Akerman representa una especie de eslabón perdido que nos hace unir el cine de los Bresson, Ozu y Dreyer (tamizado por la influencia neoyorquina de Jonas Mekas, Michael Snow o Andy Warhol) con las primeras etapas de gente como Win Wenders o Jim Jarmusch. Por otro lado, en una relación menos segura pero no más descabellada, podemos pensar en los experimentos con el punto de vista de Hong Sang Soo, quien parece homenajear a Jeanne Dielman en su Virgin Stripped Bare by her Bachelors.

Podríamos debatir durante mucho tiempo la arriesgada puesta en escena de Akerman, siempre al borde del abismo, o la latente pulsión política que subyace casi invisible, o la profusión de símbolos, como ese cuenco en el que se guarda el dinero de la prostitución, pero ante todo debemos quedarnos con esta película como una experiencia íntima, profundamente reveladora, en ocasiones escalofriante, con el carácter camaleónico (sólo reservado a a las más grandes) de ser diferente para cada espectador. Los que quedaron perplejos y noqueados ante el larguísimo plano final del Vive l'amour de Tsai Ming Liang, no pueden perderse la última escena de Jeanne Dielman, 23 Quai du Commerce, 1080 Bruxelles, desgarradora y surreal, irónica y comprometida, profundamente humana por muy gélida que parezca.

Noche y día, de Chantal Akerman

13 comentarios:

sedmikrásky dijo...

Suena muy interesante... De Akerman intenté ver "Je, tu, il, elle", una de sus primeras películas. Pero me resultó demasiado dura, como una mezcla entre las cosas más áridas de Warhol y de Garrel. Aunque de ésta he leído maravillas por todos lados, intentaré conseguirla.

Y gracias por el premio, jeje.

Daniel Quinn dijo...

De nada, Sedmi :P
Creo que ésta te gustará. Yo apenas conozco la obra de Chantal Akerman, sólo he visto ésta y Noche y día, que también me gustó mucho (como ya comenté en su día), aunque no es tan grande ni tan impresionante. Tengo ganas de ver toda su filmografía, pero bueno, no se puede hacer todo de golpe.

Por cierto, ahora veo que mencionar a Jarmusch y Wenders y olvidar a Claire Denis ha sido un gran error. Sobre todo porque ambas tienen en común hacer un cine profundamente feminista sin caer en tópicos ni reduccionismos, sin olvidar que cine feminista no significa cine para mujeres, y dando una profundidad que lleva sus films más allá de cualquier etiqueta. Y no miro a nadie pero en este país hay algunos ejemplos de eso...

Un saludo!

Anónimo dijo...

La obra de Akerman es excelente y muy significativo su desarrollo desde los años '70 hasta la actualidad. Además de las películas no hay que olvidar sus instalaciones multimedia con ese soberbio documental que se llama "D'Est". De las películas de 'ficción', recomiendo, si se puede conseguir: "Les Rendez-vous d'Anna". Un saludo, Quinn.

Carlos dijo...

Vaya, otra de mis películas favoritas ^^. Venero todo lo que he visto de Akerman, en especial esta peli que tratamos y "Je, tu, il, elle". Cierto, son duras, radicales. ¿Y cómo definirlas? Creo que ya se ha dicho por aquí: estatiza a Bresson, estatiza a Dreyer y aunque parezca dificil, únelos con pegamento warholiano. Lo que más me fascina es el dominio del encuadre, entre los herederos, además de Van Sant (sobretodo en "Last Days") deberíamos pensar en el Suwa de "Un couple parfait" y sobretodo Tsai Ming Liang, con esos mismos planos estáticos virtuosamente compuestos.
Y la trayectoria de esta mujer no se ha torcido, basta ver la coherencia de trabajos alejados de la ficción como "D´est" o "De l´autre côte".

P.D.1: ¿Ha salido editada en DVD? (lo digo por la foto) Porque yo la ví en una copia penosa bajada de la mula.

P.D.2: También te doy las gracias por el premio ^^.

Daniel Quinn dijo...

Tomo nota de la recomendación, Lemmy. Tenía en el punto de mira Las citas de Anna desde hace tiempo, pero aún no he visto manera de conseguirla. De todas formas investigaré más.

Carlos, la carátula del DVD es de la edición francesa, de momento no hay suerte por aquí. Yo también la he visto de nuestras veneradas alforjas, pero la copia era muy buena, de 1,8 gigas o así :)

Un saludo a ambos!

Little Turtle dijo...

1. nuestro buen amigo SS comenzaba la critica de la linea recta citando a Akerman. ^_^

2. hay un pequeño texto de Guerin en el folleto que hicieron elba benitez y la filmo con motivo de la retrospectiva y la instalación que se vio en Madrid que es delicioso, ahí va un extracto: "yo tenia un manual de aprendizaje de cine, en mi adolescencia; un manual muy simple; el encabezamiento era una definición del plano como unidad de espacio y de tiempo. Esa definición inicial me producía una mezcla de emoción y vértigo ante la que enmudecían los párrafos siguientes del libro. El misterio de esa noción del plano, entendido de este modo, en si mismo, me fascinaba. Y el cine de Akerman y Garrel, y buena parte del cine underground americano, que para mi fue también muy importante en esa época, partía de ese principio, que era también el de Lumiere, aunque eso no lo adivine hasta mucho mas tarde. La revelación va unida a las primeras películas de Chantal Akerman. ¿Que ocurría cuando un plano en el que apenas pasaban cosas duraba mas de lo normal en otras películas? Aunque no hubiese apenas acción, si el plano duraba se producía una mutación que otorgaba a la imagen un valor vivencial insólito. Pasaba el tiempo, y eso habría el plano hacia otra noción del tiempo, que es una noción muy intima y poco comprendida, y me temo que hoy sea todavía mucho menos comprendida que entonces".

3. supongo que habrás leído el ensayo de ivone margulies, por si acaso alguien no lo conoce, lo dejo por aqui.

4. otra cineasta que emplea un lenguaje similar al de Akerman es Yvonne Rayner de la que no he podido ver nada.

PD
Miriam salio echando pestes de la ultima de Guerin. Habrá que comentar un día de estos.

Daniel Quinn dijo...

Gracias por tu gran aportación, Little, no conocía el texto de Margulies, y por lo que he leído es interesantísimo (no todo, que en inglés se hace muy denso..., poco a poco). Y me parece muy importante lo que dice Guerín del espacio y el tiempo, la correlación que el estilo de Akerman es capaz de abrir en sus películas.

Por cierto, voy esta semana a ver "En la ciudad de Sylvia"..., ya contaré qué tal, jeje. En realidad, a mí no me gustó mucho En construcción, pero el punto de partida de la nueva me atrae mucho mucho...

Un saludo!

BUDOKAN dijo...

Qué bueno este post sobre este interesante y controversial film de Chantal. Hace unos años dieron en mi ciudad una retrospectiva en el marco de un festival de cine independiente y la verdad que se pudo apreciar aquello que dices sobre esta realizadora que siempre juega al límite con la puesta en escena. Saludos!

Anónimo dijo...

apetece la peli, ambiente tranquilo, estar en casa, las cosas son como se sienten y no como se juzgan

amor

Las Flores Del Mal dijo...

y yo q no conocia la peli,ni na'.

Daniel Quinn dijo...

Gracias a los tres por el comentario y bienvenidos por estos lares, Amor y Las flores del mal.
Un saludo!

Splash Foop dijo...

PORFAVORRRRRRRR LLEVO UN BUEN TRATANDO DE CONSEGUIR ESTA PELÍCULA U.U PODRIAN DECIRME DONDE CONSEGUIRLA O VERLA O COMPRARLA O LO QUE SEA? LA NECESITO... ENSERIO SE LOS AGRADECERIA MUCHOOOO

david.mesinas@yahoo.com

Daniel Quinn dijo...

Pues está editada en DVD, así que es fácil :)

http://www.amazon.com/Dielman-Commerce-Bruxelles-Criterion-Collection/dp/B002AFX53C

Un saludo