miércoles, agosto 09, 2006

Mis dudas con Capra



Justo antes de irme de "vacaciones" leí en el foro de José María Latorre unos comentarios interesantes sobre la carrera de Frank Capra que no me dio tiempo a comentar. Capra es una de esos directores que siempre me ha gustado reivindicar, pero entonces leo algunas de sus afirmaciones y me empiezo a replantear toda mi opinión.


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Sobre el cine de los 60, antes de rodar " A pocketful of miracles":"A juzgar por los filmes contemporáneos de Hollywood, los EEUU estaban compuestos por fulanas, homosexuales, lesbianas, marqueses de Sade, drogadictos, liberales de club de campo(...) Filmes de choque, los llamaban. Eran películas pornográficas que trataban no de la ocurrente, robusta rabelaisiana autenticidad que alimenta la vida, sino del perfumado, estéril sedimento que poluciona la vida""Pero ¿qué hay acerca del "Código de Autovigilancia de la Producción"? ¿ Y qué hay de la poderosa "Legión de la Decencia", el poderoso perro guardián de la moral cinemtográfica?"Olvidados entre los alborotadores estaban los que trabajaban duro y llegaban a casa demasiado cansados para protestar(...) conductores de autobuses, vendedores, operadores telefónicos, los viejos fiables que pagaban sus facturas y sus impuestos, y rezaban para que les quedara lo suficiente para llevar a sus hijos a la universidad, pese a que sabían que algunos eran fumadores de hierba y parásitos que odiaban a sus padres""Los filmes deben hacerse para decir estas cosas, para contrarrestar la violencia y la mezquindad(...)Seré el rebelde, el incoformista. Haré filmes sentimentales para que el público grite "Ya basta"
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Creo que con esto entramos en el eterno debate de crítica e ideología, ¿conceptos independientes o indisolubles? Lo único que puedo decir viendo estas frases es que se me hace difícil ver las películas de Capra con los mismos ojos. Siempre me había parecido que no se resalta de las películas de Capra la pátina de oscuridad, crítica y aspereza que recubre todo, que no se le hace justicia y se olvida una parte muy importante de su cine. Puede que estas declaraciones me hagan comprender el porqué un poco mejor. De Capra me gusta casi todo, desde la divertidísima Arsénico por compasión hasta la anarquista ¡Vive como quieras! (posiblemente mi favorita), pasando por las típicas y también fantásticas El secreto de vivir, Juan Nadie, Caballero sin espada (aunque ésta sí me pareció bastante pasada), Sucedió una noche, Un gángster para un milagro... Me interesan menos Horizontes perdidos, Millonario de ilusiones, y alguna rareza que he visto últimamente en DVD como Estríctamente confidencial y cosas así...) Pero para ilustrar lo que quiero resaltar pondré como ejemplo su película más paradigmática, ¡Qué bello es vivir!, prototipo de cine blando y de buenas intenciones. Para mí, nada de eso. Toda la película discurre por los laberínticos recovecos de una pesadilla, donde un hombre busca angustiado una solución imposible a sus problemas . En primer lugar, no creo que James Stewart sea el ciudadano americano modelo como siempre se dice (y no creo que Capra intente mostrarnos eso), sino más bien una extraña alteración de la maldad y desconfianza que puebla los Estados Unidos. Y después, toda la parte final, que es lo que normalmente se asocia al componente melifluo del cine de Capra, parte como resultado de un hecho sobrenatural, un milagro. El milagro, como tal, es imposible, y el final feliz es un falso happy-end, una especie de impostura que nos mostraría cómo serían las cosas en el utópico caso de que todos nos comportáramos de la manera perfecta. Siempre pensé que en el fondo Capra era un radical, un inconformista con el capitalismo (al que ataca indudablemente en todos y cada uno de sus films) que invocaba el sueño americano como una especie de macabra ironía, como riéndose de todos esos espectadores que lo ponían como ejemplo de cine inocuo y de complaciente.Después de leer sus declaraciones, sigo pensando que es un radical, pero ya no de la misma manera. Es un radical de lo reaccionario y lo arcaico, un radical que no puede existir a estas alturas de siglo y que hace que sus películas envejezcan a pasos agigantados... Cine e ideología..., ¿debemos separarlos? Hace unos días se proponía un debate similar en el blog de Rosenrod a raíz de Eisenstein y Leni Riefenstal. Sin embargo, creo que el caso de Capra es diferente, porque lo más importante de su cine no son las grandes innovaciones técnicas, sino la profunda carga moral de las historias...

5 comentarios:

Anónimo dijo...

De este buen hombre sólo he visto Juan Nadie (hace mil y una vez, así que me acuerdo poco) y Que bello es vivir (que más). Flipo cuando ponen a ésta de blandurria, navideña y esas cosas, de happy happy, porque a mí siempre me ha parecido una peli depresiva, en plan de "oh, vive vive, pero no por ti, POR NOSOTROS, por todos los que todavía te tenemos que estrujar al máximo porque eres un santo varón (o te comportas como tal, que a efectos prácticos suele ser lo mismo)". Pero vamos, igual es cosa mía xD

¿Cine e ideologías? No sé. Supongo que en parte afecta. Pero también puede ser que un director hiciera una peli buscando una cosa, y a ti te guste justo por todo lo contrario, o por algo que no viene a cuento. En ese caso supongo que habría que mandar las ideologías al carajo, porque lo importante, al final, es que te guste verla y te haga feliz...

Pero tampoco estoy segura.

Y sé que influye.

Me influye a mí haber visto entrevistas de Mel Gibson (que no tienen que ver con cine) a la hora de juzgarle como director/actor, imagina xD

Alberto Abuín dijo...

Capra siempre fue atacado injustamente por su visión de la vida. Algunos no se dan cuenta de que siempre lo hico a través del cine, el cual no tiene porqué ser un reflejo de la realidad.

Creo que un film no debe juzgarse jamás, en la medida de lo posible, por su ideología o cosas parecidas, porque entonces nos cargaríamos bastante Historia del Cine.

Su, ¿¿¿sólo dos películas de capra??? vaya ahora mismo a hacer los deberes que tiene pendientes con esta gran director.

Saludos

Daniel Quinn dijo...

Muchas gracias a los tres!! Y bienvenido kesher, no te había visto antes por aquí :)

Respecto al tema sigo sin encontrar ninguna respuesta..., doy bandazos de un lado para otro como si me hubiera quedado ciego de repente, jeje. Así que mientras alguna fuerza sobrenatural me ilumine seguiré debatiéndome entre uno y otro lado. Habrá días que me entrarán ganas de vapulear todo el cine de Capra y momentos en que lo necesite como la mosca al vinagre. Así que seguiré llorando cada Navidad con ¡Qué bello es vivir!, riéndome con el histriónico Cary Grant de Arsénico por compasión y confiando en las almas puras reprimidas por una sociedad injusta. Aquí me quedo con lo que dice Su: puede que para Capra las perversiones de la sociedad vengan del lado puritano..., yo seguiré pensando que vienen del capitalismo salvaje que nos asfixia y nos ciega...

Al final siempre me queda el consuelo de pensar qué sería de nosotros sin la omnipresente DUDA. Qué bonito no encontrar respuestas para así poder seguir viviendo...

Saludos dubitatibos...

Anónimo dijo...

Pues a mí su cine me parece, objetivamente, pura crítica sutil; me parece un genio en ese sentido.

Pero es que aparte coincido plenamente con su ideología.

Mario Iglesias dijo...

Ya sé que esta entrada es bastante antigua, pero acabo de llegar a ella curioseando por el blog y me parece excelente el análisis ideológico que haces de la obra de Capra.

A mi "¡Qué bello es vivir!" siempre me ha parecido una película tristísima, y ahí James Stewart no es el ciudadano americano modelo, sino el ciudadano americano fracasado (mucho más realista y fácil de encontrar que el anterior), que acaba sucidándose. La aparición de un ángel y el inverosímil final no son más que concesiones comerciales, la verdadera historia era la otra.

En cuanto al presunto facherío de Capra, tengo pendiente de leer "El nombre delante del título" (su autobiografía), después sabré a qué atenerme.

Salud.