domingo, diciembre 27, 2009

2009: 10 recuerdos literarios

1.-JAPÓN

Aprovechando un viaje de trabajo a tierras niponas, no sólo aproveché para hacer turismo, sino también para ponerme un poco al día en las corrientes de la literatura japonesa del siglo XX. Así pues, me decepcioné ligeramente con Soseki leyendo su popular Botchan, pero después me desquité con Kokoro, que me conquistó por su sencillez, por la pureza de su trazo y por la sensibilidad oriental de un autor fascinado por lo occidental pero demasiado sensible para adaptarse a los puntos de vista europeos. Más constante me pareció Kawabata, con obras maestras como Lo bello y lo triste o País de nieve, relatos prodigiosos y turbadores como La casa de las bellas durmientes, o novelas como Kioto, que reflejan un espíritu y una identidad de la mejor forma posible. Más turbio me resultó Mishima, con una violencia moral y un lirismo muy particulares, que pueden evocar en ocasiones a la poética de Kitano, pero que en ocasiones se tambalea y no sabe muy bien dónde situarse. Y por exceso de crudeza se me atragantó Ryu Murakami y su Azul casi transparente, que además terminé de leer en el tren bala que me llevó de Tokio a Kioto. Pero tampoco olvidé al más popular de los literatos japoneses vivos, y por fin leí La caza del carnero salvaje, mi cuenta pendiente en castellano con Haruki Murakami, que me convenció como uno de sus libros más completos y que, a pesar de los innegables defectos del autor, me fascinó e hizo devorar con ansiedad todas las páginas del tomo. Hay algo extraño y muy cercano en los protagonistas de las novelas de Murakami.


2.-A LA SOMBRA DE LAS MUCHACHAS EN FLOR/EL MUNDO DE GUERMANTES

También éste ha sido el año de retomar otras cuentas pendientes, como continuar la lectura de En busca del tiempo perdido, con su gozoso paladear de frases y sensaciones. No hay prisa por terminar los siete tomos, así que pensé que dos volúmenes al año es un buen racionamiento. Quizá El mundo de Guermantes se me llegó a atragantar un poco más (demasiados salones, demasiada aristocracia), pero el Marcel adolescente de Balbec me hizo disfrutar como ningún otro libro que yo recuerde.


3.-TU ROSTRO MAÑANA

Y negándome a abandonar la cadencia proustiana, también resultó absolutamente gozosa la lectura continua de Tu rostro mañana, la gran novela de Javier Marías, que es capaz de mezclar las más evocadoras influencias de Marcel Proust con los resortes más intrincados y juguetones de la novela de género: de Ian Fleming a Nabokov (si es que a Nabokov se le puede considerar un género). Da gusto perderse en las digresiones de Marías, a veces tan divertidas y a veces tan morales, aunque en ocasiones no esté de acuerdo con el fondo de la cuestión. Sin embargo, no se le puede negar su afán batallador y la autenticidad de lo volcado en cada palabra. Tengo que decir que, al acabar el tercer tomo, me quedé con ganas de más, me embargó una especie de mono de Marías.


4.-LA HISTORIA DEL AMOR

Un descubrimiento el de Nicole Krauss, esta neoyorquina a la que también conocí con motivo de un viaje a Nueva York, intentando encontrar autores que se salieran de lo más típico y conocido de la geometría de la Gran Manzana. Trata de judíos en Brooklyn, pero está tan alejado de Paul Auster como de Woody Allen. Meaclando una especial sensibilidad y dulzura con cierto riesgo estructural y narrativo, la prosa de Krauss va calando lentamente hasta abrir un hueco conmovedor en el interior de los lectores, alejado, además, de posibles sensiblerías.


5.-EL CORAZÓN ES UN CAZADOR SOLITARIO

Y si de autoras sensibles hablamos no podemos olvidar a Carson McCullers, de quién por fin he leído este año su obra maestra, El cazador es un cazador solitario, con su magnífica panorámica de un pueblo de la América profunda y su conmovedor retrato de un grupo de personajes. Es difícil pensar en un autor cuyos personajes tengan más alma y más cuerpo que los de esta novela, pequeña en apariencia pero muy muy grande en logros.



6.-LA CARRETERA

Seguimos en territorio estadounidense, pero cambiando totalmente de estilo. Con algún año de retraso leo La carretera, la fábula apocalíptica de Cormac McCarthy, y aprecio un cierto cambio con los años en el estilo del autor. La carretera es aún más seco y contundente de lo que es habitual en él, y su prosa no resulta tan embriagadora como en Sutree, por ejemplo, pero sus descripciones, con menos elementos, siguen siendo implacables, y sus pinceladas de personajes irreprochables. Su libro más minimalista y quizás el más contundente. No sé si eso es bueno o es malo, pero la novela me golpeó.


7.-WASHINGTON SQUARE

Un clásico de la etapa de transición de Henry James, a partir de la cual se dirigirá hacia un estilo más elíptico y seguramente elegante. Aquí todavía lleva a su terreno personal muchas convenciones narrativas decimonónicas, pero consigue una novelita irreprochable, casi perfecta, en la que no se puede dejar de pensar mientras paseas junto al arco o a la fuente de Washington Square. (Y la película de W. Wyler, La heredera, me parece una magnífica adaptación).


8.-LOS DEMONIOS

El último de los grandes novelones de Dostoyevski que me faltaba por leer. Lo que pensaba ser una proclama política acabó convirtiéndose en otra de sus novelas más características, llena de personajes enloquecidos, de situaciones llenas de fiebre, de fiebre y lanza, y repletas de ideas desordenadas y caleidoscópicas sobre Dios, Rusia, la sociedad, la moral... La psicología de Dostoyevski, aunque juegue con arquetipos, llega lo más lejos que todas las posibilidades lo permiten (algo así dijo Borges de la novela rusa decimonónica en general).


9.-INDIGNACIÓN

Por poner alguna novedad, alguno de esos títulos que han aparecido en las listas de los periódicos, y por si alguien tiene necesidad de seguir el pulso de la actualidad (yo cada vez menos, la verdad, a pesar de que no puedo dejar de cumplir ciertas debilidades). La ya penúltima novela del gran Philip Roth parece desmarcarse de su última trayectoria, de la vejez y los meandros de la muerte y, aunque parezca mentira, vuelve a los terrenos de la juventud incendiaria que no tocaba desde los tiempos de Pastoral americana. La novelita es breve pero ejemplar, aunque a ratos pueda parecer que esté escrita con el piloto automático...


10.-MAUS

La novedad de este año es la incursión en el mundo del cómic, con el famoso premio Pulitzer de 1992 de Art Spiegelman. Aunque en muchas cosas no se pueda comparar literariamente con otras obras, el libro de Spiegelman resulta ejemplar en muchas cosas: desde su honestidad personal y moral, la brillantez de su ejecución y el riesgo (para un cómic) de su estructura, hasta su límpido y fiel retrato del Holocausto y, sobre todo, la conmovedora y auténtica relación mostrada entre un padre y un hijo. También hay grandes creaciones en el mundo de la historieta.




2 comentarios:

Ramon Balcells dijo...

La carretera me pareció una durísima novela, formalmente muy atrevida.

Indignación es lo segundo que leía tras Sale el espectro y me parecío, aunque un poco menor que la citada, muy entretenida y ciertamente interesante.

Las demás me las apunto.

Un saludo Daniel.

Maya dijo...

Interesante lista, desde Proust hasta Dostoievski. Elecciones que me llaman la atención, aun no he leído nada de Krauss y a Philip Roth no lo he vuelto a ver desde "La mancha humana". Añadir una novela gráfica me parece un gran acierto, y Maus es una bellísima elección... ¡Saludos!