tag:blogger.com,1999:blog-30414579.post3656295986494855856..comments2023-10-10T14:44:25.373+02:00Comments on El dormitorio de Maud: Minnie and Moskowitz (1971). Cassavetes contra el cine clásicoDaniel Quinnhttp://www.blogger.com/profile/15631033096527879822noreply@blogger.comBlogger4125tag:blogger.com,1999:blog-30414579.post-30351595748312347082012-11-11T23:06:02.148+01:002012-11-11T23:06:02.148+01:00Totalmente de acuerdo; la idea era esa, reflexiona...Totalmente de acuerdo; la idea era esa, reflexionar un poco sobre ciertos clichés, a menudo subliminales, que nos introduce el cine :)<br /><br />Gracias por el comentario y un saludoDaniel Quinnhttps://www.blogger.com/profile/15631033096527879822noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-30414579.post-14623402266120034712012-09-25T16:55:59.357+02:002012-09-25T16:55:59.357+02:00No creo que el cine nos engañe, o se es muy inocen...No creo que el cine nos engañe, o se es muy inocente si se cree que los clásicos son más que parte de un romanticismo escénico, como suelen decir de los cuentos de princesas y caballeros, es una fantasía, que deriva en crear sueños y eso siempre es bueno, se toma como un ideal y este no siempre va con la realidad, o a menudo sucede que no es así, lo que me gusta del cine es como se suele decir, que crea imágenes de las que a veces no tendremos oportunidad de vivir, experimentas a través del ecran. El cine no sirve necesariamente como manual aunque da pautas muchas veces, no creo que sea solo una ficción inutil pero tampoco hay que dejar de entenderlo como arte y el arte es mucho más que pedestre u ordinario, quizás no llega la chica linda, ni seamos héroes pero podemos idealizarlas y buscar algo muy parecido en la vida, no sé, no veo tanta complicación salvo que pongamos todas nuestras esperanzas en el cine y ahí venga la desilusión, el cine es estar dentro un rato y luego volver al mundo, así debe verse. interesante tu post para reflexionar y la recomendación de una buena película. Saludos.Mario Salazarhttps://www.blogger.com/profile/01803973006268637945noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-30414579.post-84769633515666107802012-08-14T01:50:45.741+02:002012-08-14T01:50:45.741+02:00Gracias por el jugoso comentario, Sergio. Estoy to...Gracias por el jugoso comentario, Sergio. Estoy totalmente de acuerdo, seguimos viviendo del amor fantasmático del romanticismo, quizás también unido a una cierta tradición cristiana a la que gusta relacionar el sufrimiento con lo sublime, lo bueno con el esfuerzo, y despreciar aquello que es más funcional, más nórdico, menos épico. El sacrificio y el sufrimiento venden, y en nuestra vida cotidiana, 40 años después de Minnie y Moskowizt, medio siglo después de la defunción del cine clásico, sigue triunfando en nuestro día a día... Sigue siendo más ejemplar aquel que sufre, en el amor y en cualquier cosa, y si además somos capaces de redimir a alguien como hacía Jesucristo (sufrir y redimir, eran sus dos verbos) y llevarlo por el "buen camino"...<br /><br />En fin, supongo que el cambio de coordenadas desde el que mirar el mundo es muy complicado, habrá que pensar estrategias más allá de los Bucay y compañía, jeje ;)<br /><br />Un abrazo!Daniel Quinnhttps://www.blogger.com/profile/15631033096527879822noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-30414579.post-48667845180021705442012-08-13T00:47:29.562+02:002012-08-13T00:47:29.562+02:00Bueno, todo eso totalmente cierto, pero no es excl...Bueno, todo eso totalmente cierto, pero no es exclusivo del cine clásico. Yo llevo tiempo diciendo que me sorprende que en muchas películas consideremos triste o resignado que el protagonista o la protagonista no se quede con el pirado o pirada de turno, que tiene todos los números para hacerle infeliz, y finalmente acabe en brazos de una persona mentalmente equilibrada que le va a querer y con la que casi con total seguridad le va a hacer feliz. No hace mucho hemos tenido un grandioso film USA en mente de todos donde sucedía eso exactamente, ejem, y todos los espectadores estremecidos de la pena. ¿Por qué?.<br /><br />Glorificamos unos modelos afectivos que o bien jamás querríamos para nosotros mismos o bien nos tienen sumidos en la más absoluta de las miserias emocionales. Vivimos la fantasía romántica de "curar al otro" y la preferimos antes que hacernos responsables de nuestra propia felicidad, que es la mejor manera de hacer feliz al otro. Es como una especie de síndrome de "redención de la prostituta", como si viviéramos siempre en "La dama de las camelias".<br /><br />Influencia de un cine donde se planteaban dilemas entre el corazón y la cabeza que en la vida real no suelen tener sentido y sólo significan verdaderamente dilemas entre un carácter autodestructivo y un carácter inteligente deseoso de estabilidad emocional y felicidad.<br />No es simplemente enamorarse de quien se enamora de nosotros, es enamorarse de quien no nos hace sufrir. Suena mucho a rollo Bucay, pero quién puede decir que no es cierto, jeje...<br /><br />Un saludoSergio Sánchezhttps://www.blogger.com/profile/02565519258990804921noreply@blogger.com